La nueva poesía Saharaui es una poesía que, desde los márgenes, lucha por construir su propia identidad. Es un arma cargada de futuro, como dijo Celaya, que nace de las gargantas doloridas, secas y sangrientas de un grupo de escritores forjados en el exilio de tres estaciones sin ocaso.
En 1976, mientras la dictadura española esperaba conmocionada la muerte de Franco, el último soldado español abandonó el Sáhara Occidental, sin dar la oportunidad de organizar el referéndum de autodeterminación que la ONU, y el pueblo saharaui, demandaban desde hacía años. Desde el norte y desde el sur, Marruecos y Mauritania respectivamente, ávidos por ensanchar sus fronteras, se aprovecharon de la debilidad de España para enviar sus ejércitos a ocupar un vasto territorio, desértico y poblado por menos de 100.000 saharauis, pero de enorme riqueza natural. La ONU se opuso a la ocupación pero no hizo nada para detenerla, y el flamante movimiento de liberación saharaui, Frente POLI- SARIO, no pudo detener el avance de sus poderosos vecinos. En pocos meses, miles de saharauis murieron o desaparecieron, y alrededor de la mitad de la población nativa fue desplazada. Hoy, más de tres décadas después, aquellos refugiados y sus familias, casi doscientos mil, aun viven en el duro exilio de los campamentos de Tindouf, en la vecina Argelia.
En 1982, como respuesta a las victorias del POLISARIO en el campo de batalla, con Mauritania ya retirada del territorio y Marruecos arrinconado en el norte, Rabat diseñó una nueva estrategia para ampliar su poder sobre la región: la construcción de seis muros militares con los que progresivamente fue ampliando su control sobre porciones mayores de desierto. En total, hoy hay 2.700 kilómetros de muros en el Sahara Occidental, que protegidos por 130.000 sol- dados marroquíes y rodeados de varios millones de minas, parten la antigua colonia española en dos. Al oeste, dos tercios de desierto bajo control marroquí. Y al este, un tercio bajo control del POLISARIO y su autoproclamada Republica Árabe Saharaui Democrática (RASD), estado hispanohablante exiliado en los campamentos de Tindouf y reconocido por la Unión Africana y la mayoría de países Latinoamericanos. Los campamentos de refugiados son más que campamentos de refugiados donde languidecen miserias y deseos; son la sede de un estado en exilio, de un nuevo proyecto de ciudadanía Saharaui, trazado para llenar el vacío que dejó apresuradamente España al abandonar sus responsabilidades como colonizador.
Dentro de los campamentos de refugiados, donde por necesidad los saharauis han construido una compleja estructura institucional, que incluye un sistema de educación y atención médica público y universal, el castellano ocupa una posición de mucha importancia. En contraste con sus vecinos francófonos, la República Saharaui se presenta como país hispanohablante, y promueve una identidad híbrida, de tradiciones hispanas, árabes, africanas, e islámicas. Es en este contexto único en el que surge la nueva poesía saharaui en español, una poesía que rompiendo con las formas literarias tradicionales saharauis, mira más al mundo Hispano que a la tradición árabe. De hecho, las relaciones entre la exiliada república y América Latina son de suma importancia; a fines de los 70 y a principios de los 80, miles de adolescentes saharauis atravesaron el océano para estudiar la secundaria en Cuba, en internados de la Isla de la Juventud, para después pasar a las universidades de la isla grande. Miles de niños y niñas saharauis crecieron y se educaron en el Caribe. Y los versos de Martí, y la Generación del 27, y Neruda, y Benedetti, y tantos otros, volvieron con ellos al desierto, a su segunda estación de exilio
Los niños y adolescentes que fueron a estudiar en Cuba volvieron a los campamentos como una nueva tribu, casi como una nueva tribu urbana que amenazaba las rutinas hegemónicas que marcaban la vida diaria de los que habían quedado atrás. Los Cubarauis consiguieron empleo en el Gobierno Saharaui, en hospitales, en escuelas, pero la situación se volvió frustrante ante la falta de medios y, sobre todo, de progreso político: estancamiento del proceso de auto-determinación, negociaciones interminables e intentos por parte del gobierno de Rabat para influenciar el censo electoral que la ONU entonces elaboraba. La situación de ni guerra ni paz abierta con el alto de fuego oficial de 1991 fue minando progresivamente el ímpetu inicial.
La mayor parte de los poemas de esta selección fueron escritos por poetas que vivieron este contexto político. Bajo ese contexto surgió la “Generación de la Amistad”. Son hombres y mujeres que nacieron en los 60 y 70, y han conocido la guerra, el exilio, el desierto y el Caribe, frustraciones en los proyectos de construcción nacional y, recientemente, una segunda emigración a España, donde muchos viven y trabajan hoy en día.
Su poesía, recogida en las antologías Bubisher (2001), El Aaiún (2006), Un
Dreiga (2007) y en versión bilingüe (castellano — inglés) en 31. A Bilingual Anthology of Saharawi Resistance Poetry in Spanish (2007), retoma la larga historia de literatura oral del pueblo saharaui, pero entra en diálogo con la tradición en lengua española de intervención política y poética. Son escritores que se formaron con la poesía de José Martí y su modernismo con fines nacional- políticos. Sus estudios fueron contemporáneos con el auge de la poesía de compromiso social de poetas — también exiliados — como Mario Benedetti y Juan Gelman. Y se muestran conscientes de los debates y polémicas sobre la poesía política; por ejemplo, las palabras de Jean Paul Sartre en ¿Qué es la literatura? sobre la imposibilidad de una auténtica poesía comprometida y la respuesta crítica de Theodor Adorno, y su larga investigación de la potencia política del arte en su Teoría estética. Bajo esa tensión surgen sus versos.
Los lectores hallarán dos tendencias en la poesía de la Generación de la Amistad: poemas micro-políticos, que se enfocan en la vida, sufrimiento, y esperanza del/a poeta; y los macro-políticos, que representan más explícita- mente los reclamos nacionales, y en los cuales se vislumbra la función diplomática de la poesía. En otras palabras, en esta nueva poesía saharaui en español que aquí presentamos, se cruzan los ejes lírico y épico: el desarraigo, la frustración, el deseo, y la literatura, y la voluntad política para construir una nación se retuercen en unos versos que, a veces, queman como la arena del Sahara al mediodía.
por Pablo San Martin & Ben Bollig
Para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de ver el documental o para quienes quieran volver a verlo, la dirección donde poder encontrar el documental es la siguiente:
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